Enterarte o no???

Cuando empiezo a salir con algún chico, que me tiene encantada, y pienso que éste sí es el indicado, con certeza esta vez me topé con el hombre que deseé, y estoy como enceguecida a causa del enamoramiento, esa fascinación momentánea de las primeras citas, NADA importa.


Cualquier obstáculo es superable y esas costumbres que siempre odié, los malos modales y asquerosidades que detestaba ahora repentinamente son adorables.


Pareciera que al mejor estilo Goku, paseara en una nube cada vez que estoy con él. Y esa es una sensación maravillosa, que penosamente no dura demasiado para pasar ya al siguiente nivel.


Es sabido, que las bases de una relación sólida además del amor son la confianza y la sinceridad. La sinceridad, que tema complicado, en especial cuando nos referimos a relaciones, ya sean amorosas o meramente sexuales, que han tenido, tienen o quisieran tener.


Las mujeres tenemos la manía de decir que odiamos que nos mientan, todas sin excepción cuando elaboramos una lista de las cualidades que buscamos en un hombre citamos entre las primordiales a la franqueza, y esto hasta es natural, porque, ¿a quién le gusta que le mientan? O le oculten cosas, que aunque no son el mismo pecado tienen casi la misma rigurosa condena.


Y es allí que comienza la odisea, me calzo el sombrero, el sobretodo y la lupa para interpretar a la detective que llevo dentro, quiero enterarme de toda su vida, llegando a los recovecos más mínimos; quien fue su primera novia, con quien fue su primera vez, cuantas veces se enamoró, a quien amó más (entérense hombres, es ofensivo que nombren a otra que no sea la actual), con cuantas ha salido, cuanto han durado sus relaciones, por qué motivos rompieron, etc.


Me pregunto: ¿Quiero en realidad conocer todo sobre su vida? ¿Estoy preparada para saberlo? ¿Podré manejar la situación?


Podría resultar un tanto peligroso abrir la caja de Pandora y ver una serie de cosas que quizás no me resulten para nada agradables, pero a la vez sería una hecatombe toparme con la cruda verdad cara a cara, de sopetón, sin anestesia y previo aviso, metiéndome el dedo en la llaga, justo el día que salí con ropa de jogging dos tallas más grande y un rodete en el pelo.

Con total honestidad les digo, a mí, a veces la mentira y la verdad me duelen exactamente igual.
Anímense a hablar de sus experiencias.