En este mágico país la Ley Federal del Trabajo mira con buenos ojos que uno se sobe el lomo durante ocho horas si se opta por la jornada diurna (entre las 6:00 a.m. y las 8:00 p.m.) y siete si uno gusta [ya cada quien, no hace falta entrar en detalles. Todos los trabajos son muuuuy dignos] de la jornada nocturna (entre las 8:00 p.m. y las 6:00 a.m.).Y, se supone, sólo se supone, que por circunstancias “extraordinarias” [los jefes tienen una noción muy muy vaga y distorsionada del término extraordinario. ¡Compruébelo! Ande y pregunte a su jefe!] la jornada de trabajo puede prolongarse, sí, pero nunca por más de tres horas ni nunca más de tres veces en una semana [ja,ja,ja] porque, de lo contrario su patroncito tendría que ponerse guapo pagándoles el tiempo excedente con un doscientos por ciento más del salario que corresponda a las horas de la jornada. [Y decía: ja,ja,ja. A qué le tiras cuando sueñas mexicano...]
Ahora, según la Organización Internacional del Trabajo una de cada cinco personas en el mundo trabaja más de 48 horas a la semana, algo así como 600 millones de personas económicamente activas. Y México, este mágico y trabajador país, tiene al 26.2 % de sus trabajadores en esta condición, los más jodidos: los que se dedican a ventas. (Aquí hay que precisar una cosa: Hay otros muucho más jodidos: Perú, por ejemplo, a la cabeza de la lista tiene al 50,9% de sus trabajadores sobándose el lomo durante más de 48 horas a la semana)Ahora, ¿qué hacer? Pues eso no queda del todo claro. Lo que sí es que da gusto saber que los legisladores del PVEM están porque güeyes y bueyes se soben de igual manera el lomo. De ahí que al proponer la Ley General de Bienestar Animal hagan hincapié en que: “Los animales destinados a realizar actividades de tiro o carga, deberán recibir suficiente alimento y agua por lo menos tres veces al día, así mismo, deberán recibir descanso después de su jornada de trabajo, la cual no se reiniciará antes de transcurridas por lo menos 10 horas de descanso” [Artículo 88]
Caramba! este sì un país progresista y no pedazos...cuánto orgullo!
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